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Almas amadas:

Nuestra amada Sri Daya Mataji, presidenta y sanghamata de Self-Realization Fellowship/Yogoda Satsanga Society of India, abandonó apaciblemente su cuerpo físico el 30 de noviembre de 2010. Su radiante vida, tan plena de luz y amor divinos, se ha sumergido ahora en el vasto océano del omnipresente amor de Dios.

Agradecemos profundamente a la Madre Divina el haberle permitido bendecir este mundo y también nuestras propias vidas, durante tantos años, con ese amor y compasión maternales que la caracterizaron siempre. ¡Cuánto desearíamos tenerla aún con nosotros! No obstante el pesar que nos causa su partida, nos consuela la certeza de que se encuentra ella ahora disfrutando de la inefable bienaventuranza de su ascenso al mundo celestial, tras haber cumplido en forma tan noble, valiente y perfecta las enormes responsabilidades espirituales que nuestro Gurudeva colocó sobre sus hombros.

Desde el momento mismo en que llegó al ashram como una tímida jovencita de diecisiete años, nuestro Guruji vio en ella a una discípula en quien podía depositar su confianza total: una verdadera devota que anhelaba conocer a Dios sobre todas las cosas y que no solamente sería un «nidal» para su obra, sino que se desempeñaría también como madre espiritual de innumerables almas en la senda. Su profunda receptividad le permitió a él guiar su vida y ayudarla a desarrollar la fortaleza espiritual que la capacitaría para afrontar —con absoluta fe en Dios y con el solo deseo de cumplir la voluntad de su Gurú— todas las dificultades que el futuro pudiese deparar.

A lo largo de los años, estableció ella sobre sólidos cimientos la obra de Paramahansa Yogananda tanto en Oriente como en Occidente, dirigiendo su desarrollo en conformidad total con el propósito y espíritu de Paramahansaji. No sólo tomó minuciosas notas taquigráficas de la sabia guía del Gurú, sino que protegió también fielmente la pureza de sus sagradas enseñanzas, para beneficio de las generaciones futuras.

Su vida dio plena expresión a las palabras de Paramahansaji: «Permanece tan embriagada con el amor de Dios, que nada te importe sino Él; y ofrece a todos ese mismo amor». Al vivir en esta forma, nuestra amada Daya Mataji despertó en nuestros corazones el deseo de conocer a Dios, al igual que nuestro Gurudeva inspiró en ella el mismo anhelo. Sumergida en aquel gozoso estado de conciencia, su corazón estaba siempre abierto a todos. Incontables devotos, a través del mundo entero, le confiaron sus cuitas y sus más profundos sentimientos; todos fueron siempre acogidos por ella —en sus pensamientos y oraciones— con la amante ternura de la Madre Divina. Al recibir su apoyo y comprensión incondicionales, muchos conocieron, quizás por vez primera, lo que significa el amor divino. Su único deseo fue servir; en lugar de pensar en sí misma, su motivación fue siempre: «¿cómo puedo ayudar a esta alma?».

La esencia misma de su ser era el amor, ese amor divino que conmueve hondamente el alma. Inclinándonos reverentemente ante Dios y nuestro Gurú, ofrezcámosles nuestra profunda gratitud por el bendito don que fue la vida de Sri Daya Mata y por todo lo que ella nos ha brindado: a cada uno de nosotros, a la obra de nuestro Gurú y al mundo entero. Al avanzar con valor y con el divino entusiasmo que ella nos ha inspirado, brindémosle a nuestra amada Ma, como el mayor tributo, nuestra resolución de seguir su ejemplo y vivir en armonía con los principios espirituales, ofreciendo a Dios nuestro amor incondicional y amando a nuestros semejantes como hijos suyos. De este modo, los invisibles lazos del amor divino nos mantendrán espiritualmente unidos, hasta el día en que nos reunamos en el gozo infinito del Señor.

En amistad divina.

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Mrinalini Mata, Vicepresidenta
En representación del Consejo Directivo de SRF y YSS